jueves, 27 de julio de 2017

Inspiración

Cuando menos me lo espero llegan palabras que bailan una linda danza juntas,
bailan por media hora, una hora, pero no más.
No cuento con papel ni lapiz pero verdaderamente es una obra maestra de la vida de un artista solitario que vive con fantasmas y puede viajar en el tiempo, en este caso se enamoró de alguien del pasado.


Llego a la computadora y el baile acabó, no recuerdo ni el balseado básico ni la pirueta mortal,
la historia se desvanece junto con la tormenta que cae afuera de mi ventana.
Recurro a tomar una taza de café, suele despertar mis ideas e inspiraciones muertas, pero no funciona, solo se recuerda el sentimiento que dicha obra causó, pero no el danzar de las palabras.


Decido dormir, en el sueño el alma se reconforta y renueva para un día supuestamente mejor, pero entre la noche y el día, en aquella hora perdida, el bals aparece y con ella la pirueta mortal, la historia del artista solitario es representada en los sueños que el hipocampo va vaciando para enviarlos al vacio de la mente, muchas veces al olvido del cual no regresan más que con medidas extremas.


Mi historia se fue, parece que jamás volverá, creo que mi protagonista moria, y moria en el frio de la nieve, solo me queda el sentimiento vago de la tristeza y el bals de las palabras vagan por el olvido de mi mente, una mente profunda y sin fin, cual universo infinito y obscuro.


OH! sorpresa, un nuevo bals inunda mi ser y la inspiración a regresado con un bals diferente, uno nuevo, al final de cuentas los pasos de baile tienen convinaciones infinitas, tantas que no me alcanza la vida, esta obra habla de un atardecer enamorado del Sol...

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